BIALET MASSÉ

y

El diseño de un modelo olvidado 

de seguridad y salud de los trabajadores

en la Argentina finisecular

 

Por Rafael de Francisco López

 

Introducirse en los escritos higienistas de Bialet Massé es sin duda alguna, una tarea fascinante que nos lleva a la constatación de un discurso sobre la seguridad y salud de los trabajadores que, aparte su desconocimiento, supone una aportación original en el estudio de las condiciones de vida y trabajo no solamente circunscrita a la sociedad argentina finisecular sino a toda la producción bibliográfica en castellano sobre salud laboral, constituyendo en este sentido, una de sus manifestaciones más relevantes y ejemplares.

 

La aportación de Bialet a esta cultura higienista-laboral será por lo menos, original y, que, en su abundamiento, la podríamos considerar adelantada para su tiempo en la medida en que, sin apartarse totalmente del enfoque tutelar, se distanciaría del conservadurismo doctrinario liberal esgrimido por la saga de los representantes del higienismo oficial argentino como Guillermo Rawson (1821-1890) o especialmente de su coetáneo Eduardo Wilde (1844-1913).

 

Los escritos higiénicos de nuestro autor abarcan dos etapas que se relacionan a su vez, con sendos territorios temáticos. El primero de contenido pedagógico y dirigido a la educación higiénico/fisiológica para el alumnado de secundaria de la República.

 

Consta esta primera etapa de un voluminoso tratado en dos tomos bajo el rótulo de Compendio de Anatomía, Fisiología e Higiene Humana, con un total de 742 páginas en 4º entre los dos tomos. El primero publicado en 1875 y el segundo en 1876 (ambos en la Imprenta del Mercurio de Buenos Aires).

 

Ya aquí, vamos a encontrar las primeras diferencias aunque, solamente sea en la amplitud del texto, con otras obras dedicadas al mismo asunto y publicadas por esas mismas fechas en España en donde los autores que redactaron los primeros textos de Fisiología e Higiene para la enseñanza media al hilo de la Revolución Gloriosa, no superaban en el mejor de los casos las 300 páginas como por ejemplo, José Monlau158 en su Fisiología e Higiene, publicada en 1869.

 

Este compendio de Bialet iría acompañado de un resumen para la escuela primaria titulada Nociones de Anatomía, Fisiología e Higiene Humana arregladas para servir de texto en la instrucción primaria superior (Buenos Aires, Ed. Pablo E. Coni, 1875).

 

Que nosotros sepamos aunque estos escritos estuvieron pensados para los alumnos de primera y segunda enseñanza, posiblemente fueron los primeros que se editarían en la república con el membrete concreto de higiene al lado de algunas conferencias de

 

Rawson sobre higiene pública dadas en la Universidad de Buenos Aires e impresas en París en 1876, y el conocido Curso de Higiene Pública de Eduardo Wilde tendría su primera edición en 1878 (Buenos Aires, Carlos Casavalle, Editor).

 

De cualquier manera lo realmente significativo de estos primeros escritos del Dr. Bialet es que probablemente respondieron a sensibilidades pedagógico/higienistas recogidas en la España del Sexenio y que a su final, se depositaron y fundieron con el ideario de la Institución Libre de Enseñanza.

 

Curiosamente, dentro de las primeras disposiciones legislativas del Gobierno Provisional nacido de la Septembrina159 estaría a la introducción de la Fisiología e Higiene como disciplina obligatoria para los Institutos de Segunda Enseñanza. Esta medida supondría un verdadero cambio – casi revolucionario – en el diseño pedagógico desarrollado al alimón por la burguesía moderada y la Iglesia, en el que todo discurso escolar o pedagógico sobre el cuerpo amparado desde las ciencias naturales fue siempre entendido como algo “non santo” y, susceptible de sospechas, máximo sobre todo, cuando muchos profesores de Instituto y Universidad empezaban a estar contaminados por el positivismo y las primeras lecturas evolucionistas. De tal manera que, la publicación de estos textos por Bialet, unos años antes de que se publicase la Ley 1420 (1884) -que ya hubiésemos querido tener en España- institucionalizando, una verdadera enseñanza libre y laica, pude considerarse como un elemento de modernización y progreso educativo importantísimo.

 

Por otra parte, la elaboración de estos textos higiénico/pedagógicos puede ser considerada como testigo de la formación y profunda sensibilidad positivista que el joven médico habría adquirido en sus años de estudiante en el Madrid o la Barcelona de los primeros años del Sexenio.

 

La segunda etapa, estaría marcada por su Informe sobre el estado de las clases obreras en el interior de la República editado en Buenos Aires en 1904 160.

 

Este trabajo de Bialet, es una obra original a medio camino entre los grandes informes sobre la situación de de la clase obrera de mediados del XIX, como el “Tableau” de Villermé (1840), el conocido texto de Engels sobre la situación de la clase obrera en Inglaterra (1845) o la monografía de Ildefonso Cerdá sobre el obrero barcelonés en 1856, y las topografías médicas del XIX o la primera mitad del novecientos. Pero además, es también un texto protoergonómico que prologa e intuye nuevas miradas sobre el trabajo que comenzaban a ser diseñadas en Europa y en Norteamérica por los fisiólogos de la escuela de Angelo Mosso, para seguir con Jules Amar y Jean-Maurice Lahy o por los ingenieros de la racionalización del trabajo como Frederick W. Taylor.

 

Incluso, se aparta del teoricismo de los higienistas españoles y argentinos de su ­época, personajes sin duda relevantes, pero que descontando muy pocos casos excepcionales, nunca conocieron ni palparon la realidad del trabajo en primera persona. Frente a éstos “higienistas de cátedra” cuyos escritos son la mayoría de las veces vergonzantes copias de autores foráneos, Bialet, solamente escribe de lo que ha conocido, visto y experimentado en un increíble ejercicio de práctica clínico médica y sociológica,

en la mejor tradición heredada desde Hipócrates hasta Angelo Mosso pasando por el Ramazzini pionero de la medicina del trabajo.

 

En el Informe, se condensa y agavilla, la tradición de las mejores miradas sobre la vida cotidiana de los trabajadores desde los años de la Ilustración, que nos recuerdan, las primeras topografías médicas españolas como la de Gaspar Casal (1762) o los estudios y observaciones de un Larruga y de un Antonio Ponz a finales del setecientos más los informes emanados de los numerosos “Interrogatorios” promovidos por singulares personajes de la época como el Cardenal Lorenzana para la extensas provincias de Ciudad Real y Toledo entre 1782 y 1788. Topografías elementales y fragmentarias pero que madrugaban en consideraciones sobre la relación entre condiciones socioeconómicas y enfermedades de las gentes para enlazar en los territorios fabriles del Principado con los primeros escritos en los que claramente se pondrían de manifiesto las condiciones de salud y enfermedad del primer proletariado industrial español al hilo de las memorias e informes emitidos por la Academia Médico-Práctica de Barcelona (firmado por el Dr Pere Güell en 1781) y posteriormente por Joseph Masdevall en 1784 para tener su manifestación última en el informe sobre la peligrosidad de las máquinas de vapor de Font i Mosella en 1852.

 

Mientras que los escritos de los higienistas argentinos contemporáneos de Bialet como Rawson y especialmente Eduardo Wilde tienen la ciudad como referente, y sobre todo, la capital de la República, la mirada de nuestro autor cubre todo el territorio del país y en particular, las ciudades y poblaciones olvidadas del interior siendo de alguna manera, un trabajo de higiene rural que maneja un universo de trabajadores y trabajadoras que se mueven en un horizonte laboral todavía prefabril y fuertemente presidido por factores morbosos relacionados con la alimentación, las condiciones generales de salubridad y fundamentalmente la fatiga y la duración de la jornada de trabajo.

 

Por otra parte, Bialet, estará totalmente alejado de los prejuicios y desvalorizaciones que sobre la personalidad de lo trabajadores manifestarían personajes como Wilde, impregnado de una potente e injusta mentalidad defensiva que le haría decir en su Curso de Higiene Pública que:

 

“…La industria crea una población especial generalmente imprevisora, ignorante, sediciosa, atrevida, disipada y hasta viciosa…161

 

Por el contrario Bialet, ofrecerá continuamente imágenes llenas de piedad laica y de reconocimiento de los valores de los trabajadores argentinos, de los criollos, como él dice, de los que no parará mientes en admitir su condición de ciudadanos de la República (Tomo II: 229) y que se les trate con la consideración debida.

 

El planteamiento teórico del Informe irá más allá del marco doctrinal de la Higiene Pública oficial de los higienistas argentinos consagrados, que a partir de la década de 1880, reconducirían sus pasos por el camino de la Higiene Social, al igual que en España y otros países europeos, especialmente Alemania.

 

(continúa... en la obra impresa: Juan BIALET MASSÉ Precursor de la regulación de las condiciones de trabajo)

 

 

 

AUTOR:

Rafael de FRANCISCO LÓPEZ (Valladolid, 1942). Sociólogo (UCM). D. E .A. en Psicología Social. Master en Prevención de Riesgos Laborales, especialidad de ergonomía y psicosociología aplicada. Director de la Revista de Salud Laboral “LA MUTUA”